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Declaración para una política exterior feminista para enfrentar la pandemia de coronavirus

Members of the February convening

NOTA: En febrero, tres organizaciones, MADRE, Women Cross DMZ y Grassroots Global Justice Alliance/Alianza Popular de Justicia Global, convocaron a un grupo de 23 mujeres y personas género- no -conformes de todo Estados Unidos para entablar un diálogo a través-de-los-movimientos sobre su  trabajo colectivo contra militarismo y guerra para examinar, desafiar y reimaginar la política exterior de los Estados Unidos.

Si bien su convocatoria ocurrió antes de que el coronavirus se convirtiera en una pandemia mundial, esta crisis de salud pública  amplificó la necesidad de redistribuir recursos, reestructurar la sociedad y crear soluciones a largo plazo que prioricen las verdaderas necesidades de todos los pueblos.

La siguiente declaración representa el comienzo de una conversación más amplia para redefinir su  sentido de "seguridad nacional" utilizando el marco de una política exterior feminista para la paz y la justicia.


La pandemia de coronavirus ha revelado la necesidad urgente de abordar el impacto del militarismo y las guerras estadounidenses en el país y en el extranjero, y redefinir nuestro sentido colectivo de "seguridad nacional".

Hasta la fecha, más de 1 millón de personas se han enfermado en todo el mundo, y en los Estados Unidos, miles de personas han muerto. Mientras tanto, los trabajadores de la salud carecen de equipos de protección adecuados y los hospitales enfrentan escasez de pruebas de diagnóstico y ventiladores. La falta de atención médica y seguro de salud asequible en los Estados Unidos ha exacerbado las condiciones de precariedad para los más vulnerables, incluidas las personas sin refugio permanente, la clase trabajadora, las personas con discapacidad y las trabajadoras sexuales.

Mientras que los funcionarios estadounidenses enmarcan el esfuerzo para detener la pandemia de coronavirus como una "guerra", los trabajadores de la salud están "en primera línea" luchando contra un "enemigo invisible", y Trump se ha llamado a sí mismo un "presidente de tiempos de guerra", esto no es una guerra, sino una emergencia sanitaria mundial que requiere una cooperación internacional urgente.

REDEFINIENDO LA “SEGURIDAD NACIONAL” PARA LA PAZ Y LA JUSTICIA

Esta crisis revela una noción profundamente rota de "seguridad nacional". Estados Unidos gasta solo $ 7 mil millones en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una disminución de alrededor del 10 por ciento en la última década, mientras que el gasto en el ejército de los Estados Unidos supera los $ 900 mil millones. Esta pandemia nos llama a redefinir nuestro sentido de "seguridad nacional" utilizando el marco de una política exterior feminista para la paz y la justicia.

Como feministas transnacionales unidas contra la militarización y la guerra, pedimos una política exterior feminista que reoriente el papel de los Estados Unidos en la comunidad global para priorizar la interdependencia, la conexión y la cooperación, la justicia, valorando a las personas y al planeta por encima de  las ganancias, y protegiendo a los más vulnerables.. Visualizamos una política exterior estadounidense radicalmente reorientada que aborde las causas profundas de la guerra y el militarismo, que generan violencia en el país y en el extranjero. Esto exige alinear las preocupaciones de las comunidades de color y los Pueblos Indígenas de EE. UU. con los movimientos de paz y justicia en los lugares afectados por el militarismo estadounidense y los legados del colonialismo. Construir esta visión requiere que nos involucremos en conversaciones trans-movimientos y transfronterizos que centren las voces y el liderazgo de las mujeres de color, Pueblos Indígenas, personas “queer”  y género-no-conformes comprometidas con la justicia de género y la paz -- voces que han estado ausentes de los discursos dominantes sobre la política exterior.

MILITARISMO, FRONTERAS Y RACISMO

Debemos reconocer que el marco militarista nos ha fallado tanto a nivel nacional como internacional. Las inversiones masivas en el Pentágono han causado violencia e inestabilidad en todo el mundo a través del apoyo de dictaduras, golpes de estado, la "guerra contra las drogas", la "guerra contra el tráfico" y  colonialismo de asentamientos , lo que ha provocado el desplazamiento de millones de personas en todo el mundo. La "caravana" de inmigrantes llegando a la  frontera de los Estados Unidos, por ejemplo, está directamente relacionada con décadas de política exterior de los Estados Unidos en todo el continente americano. También vemos esto en la respuesta militarizada a la pandemia de coronavirus, como también en  las continuas redadas de ICE en ciudades de EE. UU. y una  mayor presencia militar en las fronteras, los campos de refugiados y los puntos de control. Los sentimientos anti-asiáticos están particularmente en aumento durante esta pandemia, lo que lleva a un fuerte aumento de la violencia anti-asiática, así como a la retórica y las propuestas anticuadas de China que exacerban aún más las tensiones entre Estados Unidos y China.

Esta pandemia nos llama a desafiar nuestra noción militarizada de seguridad. Si bien muchos pueden aplaudir el uso del ejército y la policía para construir hospitales de emergencia y hacer cumplir el distanciamiento social, nos preocupa que este estado militarizado amplificado, a medida que las condiciones empeoran, se utilizará para anular los movimientos sociales. Existe una amplia evidencia de que una respuesta militarizada criminalizará aún más a las comunidades marginadas de color que a menudo son objeto de execeso de control policial, vigilancia masiva y encarcelamiento. Los líderes de todo el mundo ya están aprovechando esta oportunidad para expandir sus poderes ejecutivos, con implicaciones preocupantes para la equidad y la justicia.

INVERTIR EN EL TRABAJO, ESPECIALMENTE EL TRABAJO DE LAS MUJERES

Hacemos un llamado para invertir en una economía regenerativa para construir una sociedad socialmente más justa y ecológicamente sostenible. Esto debe incluir el reconocimiento del impacto de género de la pandemia, ya que las enfermeras, las maestras, las trabajadoras domésticas, las cuidadores, las trabajadores de limpieza y servicio de alimentos, roles típicamente ocupados por mujeres, ahora se reconocen como la verdadera columna vertebral de la sociedad. Sin embargo, esta mano de obra es una de las más desvalorizadas y menos pagadas. Las mujeres ya realizan la mayoría del trabajo no remunerado en el hogar, que ha aumentado e intensificado con el distanciamiento social y las medidas de permanencia en el hogar, mientras continúan manteniendo sus trabajos con poco apoyo o alivio de sus responsabilidades adicionales de cuidado. Y para millones de mujeres y personas género- no- conformes que actualmente se ven obligadas a quedarse dentro de sus casas, el hogar es el lugar más peligroso.

UNA RESPUESTA GLOBAL AL VIRUS, NO LA GUERRA

Es casi imposible controlar el virus en comunidades devastadas por la guerra, donde los hospitales se encuentran en escombros y las plantas de tratamiento de agua han sido destruidas. Es por eso que las mujeres yemeníes, sirias y afganas exigieron cese al fuego hace semanas. El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo lo mismo y pidió una cesación del fuego a nivel mundial.  Esta convocatoria ofrece una ventana histórica para una nueva política exterior de los EE. UU. basada en el fortalecimiento de la cooperación y la diplomacia global, que incluye la facilitación de respuestas coordinadas y de beneficio mutuo entre las naciones. Otros países están modelando este tipo de liderazgo, como Cuba, que envía médicos al extranjero, y China y Corea del Sur, que envían equipos  de prueba y otros suministros críticos. Como la nación más rica del mundo, Estados Unidos tiene la responsabilidad de ayudar a los países pobres que enfrentan la pandemia, sin esperar nada a cambio.. Si se desarrolla una vacuna en los EE. UU., debe compartirse libremente con la comunidad mundial.

Una piedra angular de la política exterior de Estados Unidos son las sanciones, que es la guerra por otros medios. Dada la interconexión de la economía global, las sanciones son otra forma letal de militarismo, que impiden el desarrollo económico y dificultan la entrega de ayuda humanitaria, medicamentos y equipos médicos que se necesitan con urgencia.

NUESTRAS DEMANDAS

Para rectificar las injusticias históricas y contribuir a un mundo arraigado en la equidad sobre la desigualdad, el cuidado del planeta por la explotación de los recursos y la cooperación en lugar de la dominación, le instamos a unirse a nuestro  llamado inmediato a las siguientes acciones:

  1. Reasignar los gastos del Pentágono para satisfacer las necesidades humanas, tal como se describe en el Rescate del Pueblo, incluida la atención médica y la licencia pagada por enfermedad y baja familiar remunerada   para todos, todas y todes, detener los desalojos y ejecuciones hipotecarias, y honrar   las obligaciones de los tratados con los Pueblos Indígenas.
  2. Respetar y extender la cesación del fuego a nivel mundial, poner fin a las operaciones militares activas y cambiar permanentemente el rumbo de las guerras interminables hacia la consolidación de la paz, la diplomacia y el desarrollo.
  3. Levantar permanentemente las sanciones económicas de los Estados Unidos contra Cuba, Irán, Corea del Norte, Venezuela, Zimbabwe y otros 25 países.
  4. Detener el apoyo político, económico y militar de los Estados Unidos a gobiernos autoritarios, como Israel e India, que infligen violencia en el pueblo de Palestina y Cachemira.
  5. Reducir drásticamente las poblaciones de cárceles, prisiones  y centros de detención y liberar inmediatamente a las personas de las condiciones de detención que aumentan la propagación de COVID-19.

Ahora es el momento de unirnos para crear el cambio que imaginamos. Al movilizarnos y movilizar  a nuestras comunidades, podemos democratizar la política exterior de los Estados Unidos, no sólo para nuestra propia seguridad colectiva, sino también para el futuro de todos los pueblos y nuestro planeta.

April 5, 2020